5 miradas para enamorarse de Madrid

     Aquí van cinco miradas que no puedes olvidar visitar en el corazón de Madrid.

Plazuela de San Javier
Uno de estos diamantes urbanos se levanta, silencioso y oculto en pleno trazado de la Calle del Conde. Allí nos aguarda la Plazuela de San Javier. Diminuta en tamaño y generosa en belleza, el rasgo que mejor la define es el silencio ya que son pocos los que la conocen y menos los que pasan por ella. Resulta tan discreta que en ella, hace un par de siglos, tenía el bandolero Luis Candelas apasionados encuentros con una de sus múltiples amantes.
Iglesia de San Nicolás de los Servitas
Encajonada como vive en un meandro de callejuelas, este templo pasa desapercibido para el peatón. No es ni el más bonito ni el más espectacular. Tampoco posee reliquia alguna de gran valor, su mérito es otro. De todas las iglesias que tiene en pie Madrid, ella llegó la primera, es la más antigua de toda la ciudad. Su presencia está atestiguada en el Fuero de 1202 en el que aparece como una de las diez parroquias que poseía ya entonces Madrid. Resulta casi invisible de no ser por su torre, elemento que sobresale en el conjunto  y que data del Siglo XII y que posiblemente se heredó de una mezquita. Pasear por la Calle de San Nicolás, entre sus fachadas de colores y sus toscos suelos es hacerlo por los orígenes mismos de Madrid.
Calle del Espejo
Estamos ante otra de esas calles simpáticas y adorables de la ciudad. Una de tantas que, a pesar de encontrarse en su centro más movido, desprende una calma que se nos contagia. Recuerdo que pasear por su zigzagueante cuerpo fue una de las primeras experiencias que me inyectó mi pasión por la ciudad. Desde la Plaza de Isabel II, con vistas al Teatro Real, hasta arribar a la Calle Santiago, nos ofrece un trayecto relajado, con pocos decibelios. Quizás su elemento más notorio sea una inesperada y coqueta fuente de piedra, que parece fuera de contexto. No obstante, el sonido del agua brotando en contraste con la ciudad conforman una sensacional estampa.
Plaza del Cordón
La Basílica de San Miguel, las escaleras de la Calle del Cordón, el Pasadizo del Panecillo… esta explanada, denominada plaza casi por obligación, es un merecido tiempo muerto en un entorno cargado de secretos.Desde ella, cualquier opción por la que decidamos lanzarnos a pasear Madrid será todo un acierto. Un lugar que a ojos del viandante, más pendiente de lo que le espera que de lo que pisa, parece casi invisible. Pero ella también merece una oportunidad, y nos lo agradece con postales así.
Calle Segovia
Se habla mucho de los atardeceres que exhibe Madrid desde sus muchas azoteas o en puntos como el Templo de Debod. Sin embargo,  esta es otra mirada digna de enmarcar, poco conocida de la ciudad.



Nota e imágenes extraídas de Secretos de Madrid

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